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Los ciberdelitos se refieren a todas aquellas actividades ilícitas que se realizan utilizando la tecnología, como Internet o el ciberespacio. Quienes los llevan a cabo pueden ser tanto individuos que actúan sin ayuda de nadie, como grupos organizados o que incluso cuentan con patrocinio estatal.
Los delitos digitales son similares a los que pueden darse en la vida real, como la suplantación de identidad, el robo, en este caso de información y el sabotaje, así como otros más específicos de este entorno, como son el uso de malware para dañar o destruir archivos y dispositivos y fraudes virtuales.
Dado que el uso de la tecnología ocupa cada vez una parte más amplia de nuestras vidas, gracias a herramientas como el Internet de las cosas (IoT), los ciberdelitos en España y en el resto del mundo continúan en aumento. En la actualidad, representan ya el 10% del total de las infracciones penales, y en cifras más concretas, las denuncias por fraudes en Internet se acercan a las 200.000. Son el segundo delito más cometido por detrás de los hurtos.
Como hemos indicado, tomar la identidad de una persona no es únicamente un ciberdelito, pero el uso de la tecnología ha logrado que aumente en este espacio. En países como Estados Unidos, este tipo de fraude se comete cada dos segundos. ¿Y por qué es tan frecuente? Pues porque es uno de los más sencillos de llevar a cabo, dado que basta con contar con algunos datos personales de la víctima. Dentro del robo de identidad, existen a su vez diferentes tipos de ciberdelitos, como son los siguientes:
Conocido como malware, consiste en infectar los sistemas informáticos de un usuario o, más frecuentemente, de alguna compañía. Se pretende interferir en su funcionamiento, destruir los archivos que contiene o duplicarlos. Pueden identificarse cuando el sistema comienza a mostrar anuncios de manera intrusiva o cuando el sistema se bloquea y requiere de un rescate. Este último se considera ciberextorsión, por ser un chantaje. También lo es, amenazar a una víctima de utilizar su información, imágenes o vídeos personales o a una empresa de ataques DdoS.
El aumento del uso en las redes sociales, los chats de mensajería instantánea y las páginas para conocer a otras personas ha dado lugar también a un incremento en el ciberacoso. Incluye el acoso en Internet, como la comunicación o intento de esta no solicitada de forma reiterada, el acoso sexual, la exposición de información personal en línea o doxing o las publicaciones falsas haciéndose pasar por la víctima en las redes sociales, conocido como fraping.
Dado que los ciberdelincuentes pueden ser profesionales expertos, resulta complejo protegerse al 100%. No obstante, la prevención de los ciberdelitos es fundamental para reducir el riesgo. A continuación te dejamos algunos consejos:
En Gatchan disponemos de una línea para teléfonos y móviles y otra para el Internet en casa. Con ellas, no solo conocerás la actividad de tus hijos y/o hijas, sino que además bloquearás las llamadas de o a personas desconocidas y los contenidos de carácter sexual. ¡Recuerda que la prevención es la mejor protección!